Ciudades en evolución (Patrick Geddes)

El mismo año en que Albert Einstein presenta su Teoría de la relatividad general (1915), Patrick Geddes publica Ciudades en evolución. Ambos acontecimientos inciden en la concepción histórica del tiempo y confluyen, por distintos motivos, en el fundamento teórico de Livingry City, un proyecto urbanístico del que pronto desvelaremos más datos.
En el caso de Einstein encontramos una relación directa con la obra de R. Buckminster Fuller, quien pretendió revolucionar la arquitectura introduciendo el tiempo como parte esencial de la obra construida.
Por su parte, Geddes es el referente por excelencia de la ciudad interactiva, esto es, la ciudad abierta a la participación y al cambio. Y esto significa en el urbanismo una revolución conceptual superior a cualquier modelo de ciudad del llamado urbanismo utópico: supone vincular el desarrollo urbanístico a la modernidad, entendida como parte inherente “al tiempo de quien habla” (R.A.E.), y por tanto al proceso de innovación tecnológica.
Esta nueva distinción que Javier Echeverría establece entre los entornos primero y segundo con respecto al tercero –homogeneidad‐heterogeneidad‐ nos permite analizar el modelo urbanístico de Patrick Geddes desde la perspectiva de uno de los principales instrumentos interactivos: el idioma.
Para Echeverría el Tercer Entorno no promueve la homogeneidad, sino todo lo contrario. Facilita mecanismos que posibilitarían la traducción o descodificación de cualquier lengua o sistema de representación, a pesar del predominio de un mismo idioma en Internet (un 90% de los contenidos de la red se expresaban en inglés en 1999 según el propio Echeverría). El uso de herramientas cada vez más capacitadas para la traducción simultánea, por ejemplo, coincide además con el sentido de la efimeralización. Es decir, desde esa concepción de la evolución no podríamos aceptar la unificación lingüística como el «más con menos» que ese concepto implica, puesto que supondría más menos que más: la desaparición de un incalculable patrimonio lingüístico.
Del mismo modo, en el desarrollo urbanístico cualquier puerta abierta al intercambio de perspectivas, ya sean culturales o temáticas, no implica la imposición de un modelo universal. Sin embargo, para preservar los idiomas propios de dos interlocutores es preciso que compartan una misma herramienta de traducción. Además, cuanta más gente comparta esa herramienta habrá un mayor interés y una mayor dedicación en su mejora. Por tanto, cuando hablamos de efimeralización urbana hablamos también de los instrumentos de carácter universal que pueden mejorar el funcionamiento de las ciudades sin que estas pierdan los aspectos que las hacen diferentes (sobre todo los pertenecientes a E1).
Son esos aspectos los mismos que determinan las condiciones mínimas de estabilidad en un ecosistema o en un organismo. Y por eso fue necesaria la perspectiva de un biólogo como Geddes para definir las características del primer entorno de la ciudad.
Y es que podemos hablar de E3 como un arma de doble filo en cuanto a la heterogeneidad. Si bien Echeverría considera que la difusión multicultural del tercer entorno favorece la heterogeneidad en tanto que introduce nuevos elementos en lugares a los que eran ajenos; también sucede que determinados elementos importados pueden provocar la extinción de otros elementos autóctonos, como ocurre cuando introducimos determinadas especies en un hábitat diferente al suyo.
Por todo ello consideramos fundamental la perspectiva urbana de Patrick Geddes en la definición de los tres entornos de la ciudad y en su equilibrio, que pasa por la interrelación de tres conceptos que analizaremos posteriormente: naturaleza, dinámica y generalidad.
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